domingo, noviembre 13, 2005

Yo no tuve un abuelo revolucionario...

Yo no tuve un abuelo revolucionario
No tuve un abuelo que me contára
hazañas guerreras
sus lágrimas en sus ojos viejos
el recuerdo de Madero, Villa o Zapata.
Yo no tuve un abuelo revolucionario,
un abuelo que me acariciara el pelo,
me subiera en sus piernas y dijera
mentiras de la revolución,
me narrara sangre y lodo,
mezcal y mujeres,
dolor y muerte.
Yo no tuve un abuelo revolucionario
un señor viejito de manos huesudas
y de cráneo tan blanco como sus dientes.
No.
Yo no tuve un abuelo revolucionario.
Yo tuve un abuelo
nada más,
un abuelo que siempre ha estado
en ese enorme cuadro
de marco antiguo,
en esa pared rara y húmeda,
con el ceño fruncido
los ojos fijos siempre así
los puntiagudos bigotes largos
y ese horripilante y opaco
-oh tristeza!-
traje militar...
Raúl Acevedo Savín.



Mi abuelo sufre de la enfermedad llamada "alz haimer"... a estas alturas no me reconoce...tal vez yo tampoco a él...en fin, pareciera que todos en la familia esperan su final, puesto que siempre fue un padre al que no le intereso su familia, salvo sólo para darles de comer....que ya es algo no?...pero a veces los hijos no entieden el "por que" de sus padres...supongo que los humanos somos demasiado rencorosos y nos olvidamos facilmente. Difícil se nos hace reconocer lo poco bueno que nos han ofrecido...
Mi madre nos se cansa de contarnos las anécdotas más tristes de su vida. Ella las cuenta con gracia, pero no evita que me de cuenta del reflejo triste que marco un momento amargo. -"Si querías comprar zapatos, tenías que ir a vender las verduras que traía siempre del "fil"..."- nos dice a mí y a mis hermanos.
Siempre vi a mi "tata" como una fuente de dinero extra a mis 9 años. Era el "dolár de diario"...era cuando costaba 3 pesos, y siempre ibamos a la tienda de enfrente a gastarlo o si no a las maquinitas del afeminado de la otra cuadra. Comence a darme cuenta de que algo cambiaría cuando un día, en vez de darle un dolar a mi hermano, le dio 50, obviamente empezaba a perder la razón a momentos. Recuerdo el viejo auto de él. Lo cuidaba tanto...lo limpiaba a cada rato y siempre con el tanque de la gasolina lleno...decía que estos carros ya no los hacian como antes, que era la mejor compra que había hecho en su vida. Yo lo miraba como un carro estacionado en el porche donde no nos dejaba jugar a nuestras anchas.
Todo cambio el día que decidío ir a dar "la vuelta" y no regresó a comer, de hecho en todo el día no volvío y nadie sabía donde estaba...todo el mundo preocupado, llamando a la policía, preguntándo a los vecinos, haciendo inútiles recorridos por la vieja colonia Baja California. Yo estaba aburrida en la casa de mi "nana" y ya me quería ir...En la noche sono el telefono, conteste y me preguntaron que si ahí vivía José Angel Rodríguez, yo dije que si y le dije que esperara, salí al porche donde estaban todos y grite: Mi tata aparecio. Era la primera vez que todos mis tíos me miraban al mismo tiempo, tal vez se dieron cuenta que mi madre al fin ya me había dado a luz ¬_¬. Resulto que se fue por la carretera a Sonoita buscando "Mexicali" por que ahí era donde vivía, una patrulla de caminos lo miro muy sospechoso, lo detuvo y él lo único que repetía era:
-"Quiero ir con mi mujer Micaela y mi hija Estela, ellas estan en Mexicali"-.
Después de esto me alegre de que ese carro ya no estuviera en el porche.
Las navidades empezaron a cambiar. Antes todos iban y se alegraban de estar dos días antes haciendo tamales para la Noche Buena. Siempre se escuchaban las risas en la Cocina de las tías y cuñadas reunidas. Se hacían presentes esos "chascarrillos" que las mujeres casadas suelen contar para ver quién es la que sabe más de la vida en "matrimonio", en ese momento no entendía...supongo que ahora menos, pero no importaba nada, me gustaba verlas reír. A nosotros los niños nos mandaban a fuera de la casa, por qué "estorbabamos", -"no metan la mano ahí'- decían.
Una noche, dondé todos estaban reunidos, decidieron discutir que es lo que pasaría con la "nueva" enfermedad de Don José. Todos empezaron a alterarse, no sabían que hacer...mi tía Blanca, la más chica de los hermanos, y la que vivía con mis abuelos, reclamaba algo...yo no alcanzaba a escuchar bien porque estaba dentro de la casa, así que decido salir, nuevamente mis tíos voltean a verme y mi mamá me detiene haciendo una seña de que no saliera. -"Esto es raro, por qué no quieren que salga si escucho gritos??"- decía la nena.
Me pegue a la ventana y puse mi oreja: -"Es que ustedes no saben!, yo vivo aquí! yo sé lo que pasa, pero como ustedes tienen a su familia pues no les importa nada!"- dijo mi tía Blanca llorando. Nunca la había visto llorar. Al tío Martín pareció que no le gusto la "verdad" que dijo y trato de golpearla...todo el mundo lo detuvo, pero la más pequeña de las tías salió corriendo y detrás su novio...ahora su esposo. No se hablaron durante un buen tiempo. Mi tía no le perdonó que le haya levantado la mano. Mi tío no le perdonó que le haya dicho la verdad. Desde ese instante pensé en que lo mejor era la muerte para él. Sí vivo trajo problemas y ahora enfermo muchos más??, suponía que Dios tenía que llevarsélo a como diera lugar. No importaba cómo, por qué mi familia se desintegraba por su culpa.
Hospitales, quejas, dinero, médicos, el "que vamos hacer", enojos, reclamos, deudas y confusión fue lo que se vino escuchando en los años que siguieron...tuvimos que aprender a vivir con eso...TUVE que aprender a vivir con ello. Aprendí que él solo era el problema de la familia. Me preguntaba por qué le tenian tanta concideración, si desde niños los hizo sufrir tanto??? Quería decirle a mi mamá que no fuera tonta, que se diera cuenta que ese no era más que una carga para todos nosotros. Nunca aprendí a quererlo. Nadie me exigió a quererlo. Nadie me enseño a quererlo. Siempre era el mueble viejo. No se movía de ese sillón grande que estaba en la esquina y se alcanzaba a ver desde la cocina. Pasaba horas inmóvil y solamente nos seguía con su mirada penetrante y llena de confusión. A veces no soportaba que me observara tanto y tenía que irme de la sala maldiciendo. -"por qué fregados no se acuerda de mí??"-.
Hubo una vez dondé mi nana le estaba dando de comer, le puso un babero y le platicaba algunas cosas. Para mí era absurdo, él no oie, no habla, no entenderá nada. Me llama y dice que me acerque. A mi me provocaba cierta incomodidad pero lo hice. Le preguntó: -"José sabes quien es esta niña???"- Yo me sorprendí y lo vi a los ojos, realmente deceaba que dijera que sí, que se acordará que a veces me apretaba las rodillas y me hacía tantas cosquillas que gritaba: -"ya no tata"-. Quería que se acordará qué cuando le daba la mano decía -"que manita tan gordita"-. Quería que me dijera que todavía recordaba cuando yo trataba de arrebatarle el dolár de su mano y me hacía brincar tanto que me cansaba. Quería que se acordára del único beso que me dio en la frente una vez que me golpié con la mesa de la cocina....El también miró mis ojos y sólo contestó: -"No"-. Así que decidí olvidarme yo también de él y regrese a ver la tele.
Todo a cambiado un 100%, el mundo donde yo vivía ya no existe más puesto que todos crecimos...YO crecí. Ahora comprendo todo lo que pasa, mi abuelo no tiene la culpa, mi familia no se desintegra...todo es normal para mí en estos instantes... Mi "tata" es una persona fuerte...esta saliendo adelante, mi nana lo adora.
................por lo demás?..... ya es resignación...

3 comentarios:

Susanska dijo...

hey! gracias XOVI, realmente esto fue inspirador ^_^.

Cristian dijo...

Wauuuu, grande susana, no tengo palabras para describir lo que siento luego de haber leido tamaña bellesa y sinceridad.

saludos.

Mareen ADK dijo...

Mi abuelo, era mas chistocito que REv. Ahoira esta re viejito, y nomas nos mira y se rie con su carita, untada al hueso..Que bien