viernes, febrero 29, 2008

Que un amor no aguarda en lista de espera

Lo más fastidioso, irreverente, desagradable, incoherente, molesto, espantoso e increíble de las filas que haces en el banco no es el inepto servicio que dan, ni lo mamón del guardia de seguridad cuando se trata de celulares y tampoco el sonido de los tacones de las tipas que van de un lado al otro, al parecer, sin rumbo; no señores, eso no cuenta, ni siquiera es el mínimo. No le llega ni a los talones a esta situación que pienso, jamás podrá ser respondida.
¿Por qué chingadasputasvergascabronasjaladas la gente se repega tanto uno a otro al grado de poder olerse las nucas? ¡Gente! ¿Cuál es el problema? ¿necesitan amor? ¿ocupan el contacto físico para poder hacer sus trámites? ¿es indispensable jadear al respirar? ¿nunca conviven con otros seres humanos? Fue como una foto de monos acicalandose. Lo importante es decirles ­¡¡que no van a llegar más rápido aunque respiren en la nuca del que está enfrente!! Por eso hay papelitos que te dicen cuando es tu turno o hay aparatitos que pitan y te dicen a qué caja dirigirte ¡pero no! la cosa es meterle el repegón al que está adelante. Eso sí, si no avanzas, aunque sea una pinche equis de nada, se molestan y comienzan a entonar el típico sonido que haces cuando quieres interrumpir a alguien. He tenido malas experiencias. No falta al que le apesta alguna parte de su cuerpo o la doña que no puede controlar a sus pequeños demonios. Por otro lado, hubo una vez en la que iba muy molesta porque mi madre de buenas a primeras se le ocurrio que ir al banco a las 3:30 PM a fin de mes era una gran idea. Miré la gran fila de seres irreconocibles acicalandose y a otros compartiendo bananas y me moleste mucho más. Enfrente de mí se encontraba un señor con un folder bajo el brazo, lentes super nice (si no usas lentes jamás entenderas esta expresión. Gracias) entre los 40 y 50 años, una pluma y libritetia en el bolsillo derecho y que a cada cinco minutos volteaba a verme. Llegando a las separaciones que te marcan cómo debe ser la fila, me preguntó por la hora y terminamos platicando acerca de como las "indias" que andaban pidiendo en la calle con sus hijos en "el lomo" eran una organización delictiva que nos miraba la cara de idiotas un centenar de veces. Estuve mucho tiempo pensando en todo lo que me dijo y a conclusión puedo decir que ya no sabemos cuál es la diferencia entre las personas necesitadas y las personas flojas. Es una maraña de pensamientos y sentimientos que son dignos de otro post ¡ja!. También comprobe que hay cada gente rara. Qué miedo. Qué cosas. Así que ningún lector mío puede ejercer alguna práctica incómoda en público, para eso hay mucha pornografía en internet, ni tampoco pueden decir tantas estupideces a los 50 años ¿eh?.



♪Tal vez después dije una vez, cerré la puerta,
haciendo caso a la razón tan inexperta♪

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