miércoles, enero 11, 2006

era más fácil amarse sin preguntas...

...al verlo así, vestido para ella de un modo tan ostensible, no pudo impedir el rubor de fuego que le subió a la cara. Se ofusco al saludarlo, y él se ofuscó más con la ofuscación de ella. La conciencia de que se comportaban como novios los ofuscó más aún, y la conciencia de que ambos estaban ofuscados acabó de ofuscarlos hasta el punto de que el capitán Samaritano lo advirtió con un trémolo de compasión.