Valeria tenía un amor profundo por Martín. Cuando caminaban tomados de la mano y Martín tomaba las riendas del camino, Valeria aprovechaba para admirarlo. La nuca que siempre había tocado con sus manos y la espalda que siempre abrazaba sin un por qué no los podía reconocer con un simple vistazo. Necesitaba palparlo para sentir amor. Necesitaba tocarlo para saber que era real. El amor te toca. Martín es el amor.
Otros días y otras noches, cuando sentados compartían la mesa y repentinamente Martín aclamaba la sal, Valeria descubría dos nuevos lunares en sus brazos y contaba cada poro naciente de su piel. Deseaba ser pequeñita, tan diminuta para vivir en él, nadar en sus venas y comprobar lo hermoso que es dentro y fuera de sus enojos, dentro y fuera del amor. Martín es el amor.
Pero cuando debían despedirse y mostrarse cariñosos, Valeria estudiaba las cejas ceñidas que rosaban sus pestañas y admiraba la presión que le hacían las manos fuertes y adorables de Martín. Añoraba ser más alta para observar cómo la amaba desde cerquitas. Anhelaba ser completamente morada, morada de amor. El amor es un golpe, es un moretón. Martín es el amor.
Otros días y otras noches, cuando sentados compartían la mesa y repentinamente Martín aclamaba la sal, Valeria descubría dos nuevos lunares en sus brazos y contaba cada poro naciente de su piel. Deseaba ser pequeñita, tan diminuta para vivir en él, nadar en sus venas y comprobar lo hermoso que es dentro y fuera de sus enojos, dentro y fuera del amor. Martín es el amor.
Pero cuando debían despedirse y mostrarse cariñosos, Valeria estudiaba las cejas ceñidas que rosaban sus pestañas y admiraba la presión que le hacían las manos fuertes y adorables de Martín. Añoraba ser más alta para observar cómo la amaba desde cerquitas. Anhelaba ser completamente morada, morada de amor. El amor es un golpe, es un moretón. Martín es el amor.
1 comentario:
Pinche martin, le voy a romper su madre...
Saludos!
:D
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