sábado, agosto 30, 2008

Otro día más que no puedo conquistar a la mujer ideal...

Hay días en que me desconozco. Todo parece tan fácil si no piensas las cosas, si todo lo haces por inercia. No hay que pensarlo tanto, solo hacerlo, sencillo, idóneo. Hacer lo correcto.
Hay días tan asfixiantes que me conocen y saben en donde golpearme. Soy tan y a la vez muy... otras veces nada. Quisiera poder desprenderme de toda piel y observarme. Ver como actuo ante la gente y admirar cada paso, cada peca, cada gesto. Quiero enamorarme pero ya no se de quién ni de quienes. Soy demasiado y a la vez tanto... otra veces soy nada. Me gustaría ser como sofía y que se tomaran el tiempo para redactar mi historia y no sentirme tan culpable y tan enferma. No tomar ninguna responsabilidad. Hay ocasiones en las que escucho al interior, al exterior y a todo lo que se deje. La mayor parte finjo hacerlo, qué más da y me pierdo en mis pensamientos, hasta puedo asentir con la cabeza, entonar sonidos que ayuden a reforzar el entendimiento de la plática, soy capaz de mentir. Puedo escucharte pero ya no sé si quiero hacerlo me suena a que nunca estoy segura de nada. Yo soy nada me suena a una triste metáfora contraria a la superación personal; te falta el propio amor. A mi me gusta llamarlo: me da flojera caerte bien.
La flojera me pone triste y la tristeza me pone caótica en todos los sentidos. Maldita sea, cuando se necesita a Arath de la Torre para que venga y me active, no está. Vaya mediocre.


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