jueves, febrero 12, 2009

Naaah, siempre no...

El otro día estaba poniendo en práctica una táctica que leí en algún estúpido libro de superación personal que no recuerdo el nombre pero ya sabemos de qué tipo ya que todos esos libros suelen ser del mismo tape solo que con distinto título editorial. El caso es que me concentré y pensé en todas esas cosas que debía agradecer, entonces agradecí por que mi cuerpo estaba completo, mi familia se ama hasta por los codos, que mis amigos me hacen muy feliz y que mi trabajo no es el mejor pero es el idóneo. Enseguida, pensé en las cosas materiales: no me falta dinero para sobrevivir ni automóvil en que viajar; fue ahí donde me cayó el veinte: tengo cómo andar.
Siempre me quejo de todo lo que me hace pasar mi torota, oséase mi camioneta. Que si no son los frenos, es la bomba del agua; que si no es el radiador, rechina por todas partes; que si tira aceite, lo quema... aff. La última es que se solto un botador y ahora es una sonaja con llantas, todos me dicen que debo decirle adiós. Eso me encabrona mucho, digo, es mi auto, es mi nena, es mi tronchatoro, es parte de mí aunque no le suban ni le bajen los vidrios. Sin embargo, insistíy me dije: ésta cosa es lo peor... pero es mi peor, es la que me trae y me lleva a donde yo quiero, no siempre me deja abajo y aunque parezca increíble las veces que la he necesitado en situaciones extremas me ha respondido como toda una chica valiente. Aparte, ella me ha obligado a convertirme en toda una mecánica y ahora puedo tener una amplia conversación sobre motores y líquido de frenos que, no es la gran cosa pero es algo nuevo.
¡Qué bien me siento! opino que lo intenten porque no siempre doy consejos idealistas que se desvían por la línea del "y qué tal si..." y mucho menos de motivación trillada, mejor tomémoslo como algo práctico.
Los quiero cachorros.




Qué conveniente situación,
me has conformado el corazó:::::::::♪

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