A mí siempre me gustó Leonardo DiCaprio. Lo amé en Titanic y creo que lo seguiré amando. De hecho, Brad Pitt sigue siendo uno de mis favoritos y hasta la fecha no sé por qué pues cuando se trata de hombres siempre han sido todo lo contrario. Ahora que si me enfocó en los gustos musicales, necesito remontarme a los años donde Ni fu Ni fa y Gloria Trevi hacían de las suyas en mi inocente cuerpo al bailar y entonar semejantez barbaridades. Pero también debo analizar el gusto obsesivo que tuve con Volver al futuro y el delorean. Viajé por el tiempo con un pasaporte y mis compañeros de cuarto año de primaria 50 veces sin importar la gran fila que había, para vivir la mejor experiencia que pude tener cuando todavía la palabra estrés no existía en mi vocabulario. Lo tengo bien escrito en el blog del corazón.
Como también, está presente el gusto y disgusto de la vivencia por convertirme en mujer. Cada instante, cada minuto, cada escena, cada pausa, la recuerdo con su respectivo olor y sabor. Lo extraño es que puedo recordar la fecha exacta en que sucedió tan mágico proceso, más no puedo acordarme de las que siguen y están siguiendo.
¡Ay! pero si yo hubiera encontrado el gusto por la técnica del punto de cruz en la secundaria, habría hecho patos y gansos por toda la red. Mi maestra era demasiado apasionada para este tipo de trabajos; le hacía el amor a la máquina de escribir con tanta inmoralidad y deseo, que siempre temí por su estabilidad emocional al ver su cara cuando llegaron las nuevas computadoras a nuestras aulas. La tecnología se la iba a comer entera y sin digerir; defecaría en sus sueños y en su amada. En realidad nunca entendí la teoría de Darwin hasta que la ví: adaptarse o morir.
Soy muy simple en el gusto por la comida: me gustan las obleas y me gusta el huevo con bolonia, me gusta la lechuga y me gusta el pepino, me gusta el atún y me gusta la pizza. Fin. Y por eso digo, no me gustan los gueros a menos de que sean famosos. Y no te rías de mí.
Como también, está presente el gusto y disgusto de la vivencia por convertirme en mujer. Cada instante, cada minuto, cada escena, cada pausa, la recuerdo con su respectivo olor y sabor. Lo extraño es que puedo recordar la fecha exacta en que sucedió tan mágico proceso, más no puedo acordarme de las que siguen y están siguiendo.
¡Ay! pero si yo hubiera encontrado el gusto por la técnica del punto de cruz en la secundaria, habría hecho patos y gansos por toda la red. Mi maestra era demasiado apasionada para este tipo de trabajos; le hacía el amor a la máquina de escribir con tanta inmoralidad y deseo, que siempre temí por su estabilidad emocional al ver su cara cuando llegaron las nuevas computadoras a nuestras aulas. La tecnología se la iba a comer entera y sin digerir; defecaría en sus sueños y en su amada. En realidad nunca entendí la teoría de Darwin hasta que la ví: adaptarse o morir.
Soy muy simple en el gusto por la comida: me gustan las obleas y me gusta el huevo con bolonia, me gusta la lechuga y me gusta el pepino, me gusta el atún y me gusta la pizza. Fin. Y por eso digo, no me gustan los gueros a menos de que sean famosos. Y no te rías de mí.
I'm sure I'm not being rude,
but it's just your attitude,
It's tearing me apart,
It's ruining everything.
♪♪♪
but it's just your attitude,
It's tearing me apart,
It's ruining everything.
♪♪♪
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