La mejor escena de mi vida fue cuando la vi sentada a lo lejos en la capilla deleitándose con el espectáculo de las lágrimas ajenas y probando el sabor a muerte. No fue la coincidencia ni la suerte, simplemente fue el maravilloso momento llamado exacto para que la cuenta de sus días tomara conciencia y que su respiración fuera más profunda. No se acercó, ¿para qué? si desde el fondo olía a tristeza, ¿para qué llegar hasta el final, si desde el principio se podía lamentar?. Le conmovía profundamente el llorar de sus parientes, sufrir la pena de los muertos no es un peso, pero ver la pena de los vivos es lo amargo, se hace una carga en el recuerdo y llorarlo cansa. Es por eso que duele la muerte, es por eso que no se acerca, es por eso que la mente no se mueve, no oscurece, no calma. Manos ajenas en su hombro, lo siento en los aires y un Santa María incómodo. Todavía puedo escuchar el estruendo de su pensamiento en mis tobillos y las palpitaciones de su vista en mis manos. Todavía me alcanzó el tiempo para notar la multi-religión de su familia y la segregación de santos a alabar. Este momento es una bonificación a mi curriculum vitae celestial. Espero que lo tome en cuenta cuando me llegue la hora del ahora.
Me gustó verme, tan sencilla, tan humana y tan complaciente. La resignación se me pinta en los labios y siempre me ha servido ser la tercera persona en este tipo de cuestiones, no para no sentir, sino solo para entender mi propia respiración.
Y es que la realidad trae un paso tan lento que ya lo único que me queda es escribir.
♪...Déjame si estoy llorando
Es que sigo procurando
en cada lágrima darme paz...♪
2 comentarios:
"Y es que la realidad trae un paso tan lento que ya lo único que me queda es escribir".
Chale compita.....asi mismo me siento en estos dias.
Como que la navidark no me gusta, como que el mes de diciembre me da escalofrios, y como que nomas se me da la escribida.
Saludotes!
Te volaste la barda con este post susanska!!!!
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