Tengo una crisis de nervios en tu honor

En todos aquellos cuadernos viejos que conservo en una pequeña caja llena de polvo y ropa de invierno, hay demasiadas fantasías y oraciones que me asustan normalmente porque cada día me desconozco un poco más y enterarme de que las situaciones que vivía hace tiempo, se estén repitiendo, es frustrante. La verdad es que fueron unas simples palabras las que me hicieron reflexionar: solo digo lo que pienso. Una y otra vez, en cada hoja, durante varios meses escribí eso y ahora sentada frente a esta hoja electrónica desmiento la mitad de ella; no es verdad que siempre diga lo que piense y a veces no pienso lo que digo.

No me siento avergonzada por tal confesión pues sé que nadie esta libre de dicha afirmación y me da un poco de alivio, pero eso no quiere decir que me alegre de que estemos jodidos, al contrario, es mejor compartir y darnos al por mayor, que ser egoístas y no prestarnos a los sucios juegos colectivos de la humanidad. No estaríamos en onda pues.

También llamó mi atención los planes que pensaba lograría en unos cuantos días y para mi sorpresa, todavía menciono ciertas cosas que me supongo se realizarán por magia con solo cerrar los ojos. Dulce e inocentemente.

Estoy segura que si alguien leyera todo eso, me tendría en sus manos y los chantajes serían mis mejores amigos. No es que sea una persona de la cual todos quieran saber, pero intimidades son intimidades y nadie puede saber tanto de ti por ser tan estúpido y no guardarlos en un lugar seguro. Aunque bien, debiera quemar todo aquello que no quiero que encuentren... pero, ¿y si quiero que los encuentren? Es bien sabido que el ego es cruel y te traiciona cuando menos lo piensas. Hace tiempo me hacían la pregunta: ¿por qué tienes un blog? y a cada respuesta que daba, me era refutada con una razón más eficaz que dejaba entrever lo vanidosa que me estaba volviendo.

Pues sea eso o no, me gusta que lo hagan. Estoy harta de buscarle nombre a todo y justificar esto o aquello. Es o no es, punto.

Quiero agradecer a todo aquél que lee por aquí. Podría nombrarlos, tengo varios en mi mente, pero temo olvidar a alguien y no quiero. Sé que hay unos cuantos anónimos que simplemente dejan su mirada, pero incluso eso, es perfectamente perfecto. Gracias.

Toda esta faramalla y sentimentalismo barato que procede de mi ser, es por una sorpresa que me encontré por ahí en un blog muy apreciado por éste, su espacio.

Me lo regaló la bella Liliana Orizschna.

Oye, no recuerdo como nos encontramos en la red, pero es uno de los mejores placeres cotidianos que he tenido al leer tus aventuras y fragmentos de vida. Ojalá el camino te pinté bonito por siempre y pues, esperando que lo Cabronsota y Cagotera no se te quite por un buen tiempo :D!

Yo se lo daré a:

Aída, porque fué de las primeras personas que empezó a tirarme buena vibra por el parafraseo y sobre todo me encanta la mescolanza que encuentro en ella. Eres linda.

Julian Augusto porque es el único que sabe leerme a distancia y me sorprenden los tan acertados comentarios que relata sobre mí aún cuando nadie lo hace. Estas loco y eres auténtico.

Lily porque a pesar de ser desconocidas, descubro que somos tan parecidas y me asusta la idea de haber reencarnado en alguien cuando todavía no he muerto. Gracias por esos dos renglones diarios que te dejan reflexionando.

Jorge Castro porque es como el espejo de todo comunicólogo y me agrada la forma tan vivaz de redactar temas que, estoy segura, nunca los tomaría como algo para escribir en esta basura de blog. Información amigo; tú sí que aprendiste muy bien el clímax de la comunicación.

Enrique Martínez porque a pesar de que no tiene blog (o al menos que yo sepa) representa una dosis de motivación para la mejoría de éste minicuchitríl cibernético y es graciosa la situación que se conmemora cada vez que formatean su computadora y me pide el link nuevamente. Eres el hermano de uno de mis mejores amigos y te aprecio. A veces las coincidencias son buenas.