Nos aguantamos las ganas de querer y querer tener ganas es ya una costumbre.

Bien, así está la cosa: Ella es noche, El es día, los dos se quieren, pero la gente sabe que el día y la noche no se llevan y que los necesitan separados para que la vida funcione tal cual es. Así que muchas veces las cosas no cambiarán por nada ni por nadie. Si, si, si que triste.

Por otro lado, como que estoy notando que mi lado rudo se está perdiendo. Me he vuelto una completa nenita y eso no lo voy a permitir. Echenle la culpa a la dopamina no a mí.

Y es que a veces pienso que estoy en un hoyo parecido al gran cañon donde todos tienen cuerda menos yo y las que me prestan -porque pues son buenas gentes- están usadas, rasposas, resbalosas, inservibles... ¿¡qué no puedo tener nada nuevo!?. En fin, la palabra anormal está pegada en mi frente y sé que tarde o temprano voy a pagar todo esto que estoy haciendo. Algún día me van a cobrar de un chingazo ó a lo mejor ya esta empezando. Me adeudo con la vida y ella se cobra de una manera tan silenciosa que cuando menos me lo espero ya perdí ciertos momentos que debí apreciar cuando los tuve. Pero como dicen por ahí: el hubiera no existe. Entonces tendré que ser feliz.

Porque para ser feliz se necesita salud, dinero y amor... y resulta que todo eso lo tengo pero en pequeñas cantidades y no como yo quiero. Pero he aprendido que lo que yo quiero casi siempre es incorrecto y vivimos como en un penal de máxima seguridad recibiendo lo que sea a costa de lo que sea para ser feliz. Mi amigo Marcusse es bueno para eso y me dijo: euforia dentro de la infelicidad. Yo le creo. Aunque ya no es cuestión de creer o no, simplemente no dejar de estar aquí.

Y el estar aquí me indica que al menos El es el mundo que he deseado conquistar y al cual he permanecido ajena. Si, el otro me pertence, pero "el otro" es un cuerpo, no el mundo.

Por lo tanto, dejémonos de chingaderitas y vayamos al estado rutinario de nuestras existencias.

♪Creo que he jugado en el bando equivocado,

y me voy acostumbrando a perder♪