sábado, septiembre 26, 2009

Parezco una tela inflexionada, una rota lana.

Le hacemos daño a las personas que amamos porque sabemos que nos van a perdonar. Es tan ciego, es tan venenoso. Hacemos daño porque así sentímos que importamos, de esa manera nadie duda cuánto es que vale nuestra existencia.
No tiene nada que ver con el poder, ni con el reconocimiento, aún cuando lo parezca, en el fondo el más fuerte necesita verse reflejado en el amor del más débil; quiere permanecer intacto en el tiempo y lastimarle moldea, manipula, persiste; el chantaje nos alegra y el más débil perdona.
El más fuerte debe hacer daño para no sentirse solo. No hay de qué preocuparse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es a veces injusto, lo se