Vete y busca quien te quiera, quien te aguante a tu manera... ¡joder!

Y se necesita mucho valor para venir a este su humilde espacio en blanco para escribir un pensamiento más de ¡Qué mierda fue lo que escribí! y no repetir la monotonía de las palabras. Ustedes dirán: pero si es el estilo mi reina de corazones y yo contestaré: naaah, ¿te cae?. Sé que siempre me quejo y prometí no hacerlo, pero es inevitable cuando mezclas a Mafalda, a Umbertito y a la Inés de Asbaje.

Puedo tener varias ideas, llegar aquí y no recordar ninguna. Mi memoria a corto plazo me recrimina la falta de Ginkgo Biloba y morfeo me estrangula los ojos. Ustedes dirán: ¿Entonces que chingados hace aquí mi Helena de Troya? vaya y duerma tranquilamente que mañana hay tiempo para escupir dos que tres peladeses. No es tan fácil cuando una piensa que tiene esealgo pero no sabe como hacerlo y descubre más perfección de la acostumbrada y de nuevo a empezar de cero, a que siga creciendo el ego y recibir las escamas del reconocimiento. Odio que rimen las palabras. Hasta mi estúpida rebeldía moral rima con la vida, esto es un fiasco.

A nadie le importa lo que pienso (eso pienso yo) en momentos donde no hay nada que pensar y el aburrimiento es obvio. Sin embargo, un equis amable me preguntó: ¿En qué piensas? y yo pensé: ¡Ja, ja, ja! ¡qué te importa! No me conoces, ni yo a ti, ¿qué clase de pregunta es esa? Por Dios, ¿dondé queda el derecho a los pensamientos ajenos, es la paz?...

-Pienso en Mafalda-contesté equis y amablemente. -¡Qué bien! haber, préstame el libro-dijo el equis amble y yo amablemente accedí no sin antes pensar: que tipo tan amable, lástima de tipo y lástima de conciencia... Mafalda habla de conciencia social, esa chamaca si que es todo un mundo de averraciones y sarcasmos. Pero que mamada, yo a los 5 años no era así, ni siquiera sabía pronunciar la palabra política y nunca renegué por la sopa que hace mi santa madre ¿cuál es el problema con ella? si su mamá no sabe cocinar pues ya es muy su pedo pero no tiene por qué estar difamando así a la sopa. Aunque pensándolo bien, supongo que es el reclamo hacia la represión que se vive en la infancia. Cuando eres niño no opinas porque tu opinión no tiene fundamentos, cuando eres adolescente tampoco, porque te crees el rey del mundo que lo sabe todo y eso no vale. Cuando eres un joven adulto no opinas porque tu opinión apenas se va formando y, tal vez puedas hacerlo, pero siempre te quedas en: mañana, que hoy me desvelé. Y cuando eres adulto pues te jodiste porque como no sabes opinar ahora lo que sabes hacer es partirte el lomo y sacar a tu familia adelante. Y ni que decir cuando eres viejo, porque ya no eres apto para aportar a la sociedad; mejor pongámonos a tejer. Y solo queda morir... ¿Dios te dejará opinar? ¿Dios te dejará hacer sopa? Tal vez me vaya al infierno y se me queme la sopa. ¡A la chingada! yo no voy hacer sopa. No seré como Susanita... esa niñita es la pesadilla de mi existir. Soy muy distraída, floja, desconsiderada, despreocupada y la mera verda' eso de la cocinada no es para mí. "Es que no te ha llegado el amor" me dijo una vez mi santa madre... ¡Ay, amá! el amor se puede ir mucho a la verg#$%^&*. -Oye, esta curada el libro- me interrumpió el equis amable, y yo me atreví a decir amablemente: -Lo sé- pero ya me harté de tanta amabilidad, si me disculpas seguiré viajando.

Me gustaría compartir con... qué más dá, el momento más romántico que viví el día... qué importa: sentir que... no lo sé, movió su... no me acuerdo, y terminó por decir... en fin.

También quisiera embarrar toda la vanidad e insolencia que hay en mí, al decir que soy un artista con el HB. Gracias. Autográfos no, por favor. Sigo sosteniendo lo mala amiga que suelo ser, soy y evitaré ser, y citar un pequeño chascarrillo que me hizo cagarme de risa por algunos minutos de mi insignificante existencia:

-¡Atchuuuuuuuuuu!-

- ¡Dios mío, mafalda! ¿Estornudaste?-

- No, es que ahora me dá por opinar por la nariz, para no comprometerme...-

Qué sabiduría. Qué identificada me siento jajaja.

ya me basta es suficiente y creo que

empiezo a comprender por fin que

nunca te podré odiar ni amar ♪