Todos me cagotean

¿Tenemos lo que merecemos? ó ¿Elegimos lo que merecemos?

A veces me pregunto por qué no fui tan incrédula para aceptar las hormonas calientes de la adolescencia y embarazarme a los 15.

Las decisiones son como la bruja de Blanca Nieves entregando manzanas. Déjeme le explico querido lector, lectora:

Somos esa blanca nieves que va por el camino de la vida mordiendo todas esas dulces y jugosas manzanas a lo pendejo, para dormir o jodernos de por vida según sea el caso y de nosotros depende llegar finitos y sanitos junto al príncipe o quedarnos con los enanos. Ponga usted definición.

Ahora bien, el hecho de que yo no haya mordido tantas manzanas y haya rechazado a tanta viejita pendeja, no me hace una tipa aburrida sin haber vivido. Si no me drogo, si jamás he pisado una cárcel y no he sido la grandisíma puta, no quiere decir que no haya tocado fondo. Lo toqué a mi manera y nada más. Definitivamente me gusta elegir y también estoy segura que tengo lo que merezco. Al fin de cuenta odio los acertijos.