cuando tu me dices a media voz...

No me importaría saber todo de ti.
Desde el lado obscuro, uno puede percibir
exquisitamente los delirios de la inocencia.
Y la duda crece y el remordimiento se agota,
la razón no entiende y las mordidas de la alegría
escasean por aquí.

El sublime desprecio que encarcela
el horizonte de la esperanza
ciegamente se divierte con las lágrimas.
Es mi realidad y no me hables.

No me importaría saber todo de ti.
Por que los ruidos internos ya no son importantes,
aprendes a no ver, a no escuchar, a no prestar atención
a esa palpitación en los dedos...
Aprendes a no sentir y comunmente las noches
se hacen las dormidas y las nubes suelen ser evaporación.

Sigo el parlamento de mis inspiraciones
y copio y copio versos falsos de momentos sin razón,
por que el delirio de un poeta fue una musa
y el delirio de la alegría fue la tristeza
y la razón de lo desconocido es la fortuna que lleva
y la maldición de la melancolía conforta
los estragos de la dicha-decepción.

Y repito: no me importaría saber todo de ti
Porque lo sospecho, porque lo presiento
por que sé todo de ti.

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Mi estrategia es que un día cualquiera

no sé cómo ni sé con qué pretexto,

por fin me necesites.