La melancolía es un licor bien caro

Espero que algún día descubra y entienda el enigma que orilla a mi padre a dormir con la televisión encendida. Lo más curioso es la queja que emite cada vez que ésta es apagada y dice que la sigue viendo aún cuando escuchamos que ronca.

También me gustaría encontrar la solución a los rompimientos amargos. El tiempo ya esta bien quemado, y por eso quisiera que estos momentos de relajación y felicidad estuvieran siempre presentes, aún cuando todo haya terminado.

Y aún cuando poco haya terminado, aquí seguimos, conservando y desidiendo. La realidad se está pudriendo de razón al declarar que una amistad deja mucho más que un simple amorío bochornoso de preparatoria y me encanta cuando me da ese tipo de bofetadas con guante blanco. Desgraciada.

Ojalá y algún día se inventen las pinzas especiales para arrebatar controles de TV a los padres, ya que el mío suele esconderlo en ciertas partes relativamente ocultas donde las manos no pueden llegar y si lo llegaran a lograr, se encontrarían con la fea sorpresa de que se despertó... y no queremos eso. Tampoco quiero que se acaben las canciones, las rockaletas y la melena suelta.

Debo confesar que me a traído muchas sonrisas de satisfacción el no peinarme, pero sé que tarde o temprano el bendito clima me derrotará y tendré que ceder a las peligrosas tijeras.

Y peligroso es ser un comunicador.. ¿o no amado?. Quién diría que la carrera más "fácil" -según los ilusos profesionistas de cualquier otra carrera- terminaría siendo la más complicada en la vida diaria.
Por lo pronto iré a dormir y dejaré que mi padre sea feliz dejando la TV encendida... de todos modos el paga la luz.

♪::::: Nunca fui la dulce niña de tus ojos, ni la mejor barca del mar,

nunca de nadie, dueña de todo, de lo imposible de lo irreal :::::♪