miércoles, junio 29, 2005

La Ventana

Apenas me levanto, todas las mañanas voy presurosa hacia mi ventana favorita. Y es que, a esa hora, vuelvo a contemplar ala mujer del cual me he enamorado. La veo distante, pero siempre me parece que esta ahi nomás, y que casi puedo tocarla. A veces desaparece de mi vista momentaneamente, y vuelve a reaparecer cuando los vapores de la niebla se disipan. Ella ni me conoce, y yo no me animo a hablarle, a hacerle sentir que existo y que mi corazón vibra todas las mañanas cuando veo su hermosa estampa. Hace muchos años que me ocurre esto. Todos los días, todas las mañanas la veo vestirse para ir ala universidad, mientras detrás suyo su mamá le llama para el desayuno. Con el tiempo puede advertir sus cambios, y desde hace años, también, sus incipientes senos y su atractivo porte de mujer madura. Y a pesar de no cansarme de verla, hoy quise también tocarla. Es más, quise besarla. Cuando tome fuerzas y lo hice, me miro con placer y, mientras sentía la frialdad del espejo del baño en contacto con mis labios, me sentí inmensamente feliz.






Cuento de Pablo Cazau
adaptación: SRR.

1 comentario:

Anónimo dijo...

te amo